Hueso oraculares
Los huesos oraculares (chino: 甲骨; pinyin: jiǎgǔpiàn) son caparazones de tortuga y huesos de animales (en su mayoría escápulas), en los que se han encontrado inscripciones que forman el corpus significativo más antiguo de escritura china arcaica, conteniendo importante información histórica, como la genealogía real completa de la dinastía Shang. También conocida como dinastía Yin. Esto confirmó la existencia de esta dinastía, que algunos estudiosos ponían en duda hasta su aparición.
Desde su reconocimiento como soporte de escritura arcaica china en 1899, se han encontrado más de doscientos mil huesos grabados, de los que unos cuarenta y ocho mil pueden consultarse en ediciones impresas. La mayor parte de los huesos oraculares están datados sobre los últimos doscientos treinta años de la dinastía Shang, hace unos tres mil doscientos años. El estudio de las inscripciones concluyó que consisten en el registro de rituales adivinatorios, usando la piromancia o adivinación mediante fuego o calor, realizados para o por las casas reales.
Datación
La mayor parte de los huesos oraculares están datados aproximadamente en un período que cubre los últimos doscientos treinta años de la dinastía Shang, durante los reinos cuarto y subsecuentes de los reyes que gobernaron desde Yin Xu, (en chino: 殷墟), cerca de la ciudad de Anyang en la provincia china de Henan, a unos 500 km al sur de Pekín. Dicho período abarca desde el rey Wu Ding (武丁) hasta Di Xin (帝辛).[6]
No obstante, debido a que la fecha del final de la dinastía Shang no es materia de consenso entre los expertos, la datación de los huesos varía entre los siglos XIV y XI a. C.[7] [8] hasta el 1200-1050 a. C.[9] La mayor parte de los huesos se datan en el reino del rey Wu Ding; el 55% de todos los fragmentos son del Período I, que cubre los reyes Pan Geng (盤庚), Xiao Xin (小辛), Xiao Yi (小乙) y Wu Ding. No obstante, pocos o ninguno pueden ser asignados con seguridad a los reinos anteriores a Wu Ding, por lo que se consideran pertenecientes a su reinado. Se cree que deben existir huesos oraculares anteriores en Anyang, pero no han sido encontrados.[10] Muy pocos huesos han sido datados en los inicios de la subsecuente dinastía Zhou, cuando el I Ching y las semillas de milenrama se convirtieron en el método habitual de adivinación.
Descubrimiento
Linden-MuseumStuttgartAlemaniaPosiblemente desde la dinastía Han (202 a. C. hasta el 220),[11] y con certeza a lo largo del siglo XIX, los huesos oraculares de la dinastía Shang habían sido desenterrados periódicamente por granjeros locales,[12] para venderlos en los mercados de medicina tradicional china como huesos de dragón (lóng gǔ 龍骨), ya fuera enteros o picados, para el tratamiento de varias enfermedades.[13] Los fragmentos de caparazón de tortuga, por ejemplo, se prescribían para combatir la malaria,[14] mientras que el resto de huesos de animales eran pulverizados para ser utilizados en el mantenimiento del filo de armas blancas.[8]
Estos huesos y caparazones fueron reconocidos por primera vez como soporte de antigua escritura china por un erudito y oficial de alto rango de la dinastía Qing,[8] Wáng Yìróng (王懿榮; 1845-1900), en 1899. La leyenda creada al respecto cuenta que Wáng estaba aquejado de malaria, y que su amigo y también erudito Liú È (刘鶚; 1857-1909) le estaba visitando y le ayudó a preparar su medicina. Descubrieron, antes de convertirlo en polvo, que el hueso estaba marcado con extraños glifos, que ellos, habiendo estudiado las antiguas inscripciones en bronce reconocieron como escritura antigua. Xǔ Yǎhuì (許雅惠) constata: «Nadie puede saber cuántos huesos oraculares, antes de 1899, fueron molidos en farmacias chinas tradicionales y desaparecieron en los estómagos de la gente.»[8]
No se sabe realmente cómo aconteció el descubrimiento de Wang y Liu sobre los huesos de dragón, pero Wang se considera el primero en reconocer su significado e importancia,[8] y su amigo Liu fue el primero en publicar un libro sobre el tema.[15] La voz corrió entre los coleccionistas de antigüedades, y el mercado de estos explotó. Mientras los eruditos intentaban encontrar su fuente, los anticuarios manifestaban falsamente que los huesos provenían de Tāngyīn (湯陰), en la provincia de Henán.[8] Décadas de excavaciones incontroladas siguieron alimentando el mercado de antigüedades,[16] y muchas de estas piezas acabaron en colecciones en Europa, los Estados Unidos, Canadá y Japón.[17] El primer coleccionista occidental fue el reverendo estadounidense Frank H. Chalfant,[18] mientras que el ministro presbiteriano canadiense James Mellon Menzies (明义士) (1885-1957) compró la mayor cantidad.[19] Los chinos siguen reconociendo la contribución pionera de Menzies como el mayor erudito occidental de la cultura Yin-Shang[3] y las inscripciones en huesos oraculares. Su antigua residencia en Anyang fue declarada «Tesoro Protegido» en 2004, y se estableció el «Museo para estudios de huesos oraculares Memorial James Mellon Menzies».[20] [21] [22]
Adivinación
En este hueso oracular incompleto de la dinastía Shang, se formula una consulta al ancestro Xiaojia sobre si habrá mala suerte durante los siguientes diez días.
Dado que la adivinación (-mancia) se realizaba utilizando calor o fuego (piro-) y mayoritariamente sobre plastrones o escápulas, los términos piromancia, plastromancia,[43] espatulomancia y osteomancia son a menudo utilizados para describir este proceso. Las adivinaciones eran habitualmente dirigidas por los reyes Shang, en presencia de un adivino. Muy pocos se usaron en adivinaciones realizadas por otros miembros de la familia real o nobles cercanos al rey. Durante los últimos períodos, los reyes Shang asumieron personalmente el rol de adivino.[44]
Durante una sesión de adivinación, el caparazón o hueso se ungía con sangre,[45] y en una sección de la inscripción llamada el prefacio se registraba el nombre del adivino y la fecha, ésta última usando el calendario cíclico del ciclo sexagenario. A continuación, se planteaba el tema de adivinación, denominado también cargo,[46] que podía tener todo tipo de naturaleza, como si un antepasado concreto era el causante de un dolor de muelas del rey, o si determinada decisión o acción requería un ritual propiciatorio en concreto. Los cargos de la adivinación eran a menudo dirigidos a los antepasados, que eran reverenciados y objeto de culto en la antigua China, y también a ciertos poderes de la naturaleza o a Dì (帝) o Shàngdì (上帝), la más alta deidad de la sociedad Shang. Se preguntaba una amplia variedad de temas, esencialmente cualquier preocupación concerniente a la casa real de Shang, desde enfermedades, nacimientos y muerte, hasta el clima, cuestiones militares, agricultura, tributos y demás. Uno de los temas más comunes era si la realización de rituales de una cierta manera serían satisfactorios.[47]
Una fuente intensa de calor se insertaba en una perforación hasta que ésta se quebraba. Debido a la forma de la perforación, el frontal del hueso se quebraba en una forma semejante a 卜. El carácter 卜 (pinyin: bǔ o pǔ; Chino antiguo: *puk; «adivinar») debe ser un pictograma derivado de la forma de dichas grietas, y la lectura de dicho carácter debe a su vez ser una onomatopeya del crujido del hueso. El adivino a cargo de la ceremonia realizaba una lectura de las grietas para conocer la respuesta al cargo, pero se desconoce cómo se interpretaban dichas grietas. El tema de adivinación se planteaba varias veces, y a menudo de maneras distintas, como en negativo o cambiando la fecha sobre la que se realizaba el cargo; en una sesión normal, este proceso solía repetirse unas cinco veces, aunque no era extraño que se llegara a repetir entre seis y diez veces.[48] Las grietas sobre un mismo asunto solían realizarse en un mismo hueso, aunque en ocasiones se daban en más de un hueso, y eran habitualmente numeradas; asimismo, un hueso oracular podía ser usado para una sola sesión, o para varias.[49] La respuesta del adivino se señalaba en ocasiones como auspiciosa o inauspiciosa, y el rey ocasionalmente añadía un pronóstico, realizando su lectura de la naturaleza de la profecía.[50] En muy contadas ocasiones se añadía posteriormente al hueso el resultado final, en lo que es conocido como verificación.[50] Son contados los registros completos con todos los elementos mencionados; la mayoría de huesos contienen tan sólo la fecha, el adivino y el tema de adivinación o cargo,[50] y muchos permanecían sin ser inscritos tras la adivinación.[49]
Se cree que este registro se realizaba con un pincel en los mismos huesos o en documentos adjuntos, para ser posteriormente tallados en un taller. Como evidencia de esta teoría, unos pocos huesos oraculares encontrados todavía ostentan los registros realizados con pincel sin grabar,[51] mientras otros han sido encontrados parcialmente grabados. Tras ser usados, los caparazones y huesos que habían sido utilizados en un ritual se enterraban en fosas separadas,[52] algunos exclusivamente para caparazones, otros para escápulas, en grupos de cientos o incluso miles (una fosa desenterrada en 1936 contenía unas 17.000 piezas junto con un esqueleto humano).[53]